Por Juan Sánchez Lebrero. Psicólogo en San Fernando.
Playa, montaña, sol, tiempo libre, tapitas, amigos, familia…en verano cabe todo, incluso discusiones veraniegas como mencioné en el artículo http://goo.gl/KrqKg9. Pero todo se acaba tarde o temprano, y vuelve el fresquito, el colegio, la rutina, los coleccionables de los kioskos…pero sobre todo vuelve el trabajo. Y esta vuelta es la que hace que cerca del 30% de los trabajadores sufran el temido síndrome postvacacional. Definido como un fracaso en la adaptación del periodo vacacional al periodo de ocio, pueden incluso sufrirlo los niños con la vuelta al colegio.
Pero ¿cómo combatimos este síndrome? ¿Hay manera de evitarlo?
1 Si pasamos las vacaciones fuera de nuestro lugar de residencia es conveniente volver a casa unos días antes de la incorporación al trabajo, así como levantarse más o menos a la misma hora a la que lo haremos cuando volvamos a trabajar. Así conseguimos una adaptación más rápida y menos frustrante.
2 No cargarse de trabajo el primer día. Ni el segundo. La vuelta al trabajo debe ser paulatina y graduada, evitando cargas excesivas que sobresaturen nuestros niveles de saciedad. Rendir poco a poco es la manera que garantiza rendir al máximo.
3 Ver el lado positivo de las cosas, el vaso siempre medio lleno. Enfocar el trabajo desde una perspectiva apetecible, como disfrutar de pequeños placeres que puede proporcionarnos o valorar reencontrarnos con compañeros a los que apreciamos, puede sernos de gran ayuda.
4 En nuestro tiempo libre centrarnos en los hobbies que más nos gusten para así compensar la bajada rápida de actividad agradable. Volver a la rutina no significa volver al infierno. Siempre hay que dejar tiempo para el ocio, debe formar parte de nuestro repertorio de conductas.
5 Practicar algún deporte. Además de ponernos en línea si nos hemos excedido con la ensaladilla rusa en la playa, haciendo deporte se liberan endorfinas que hacen que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Así podemos retomar la actividad con más ganas.