Juan Sánchez Lebrero. Psicólogo en San Fernando, Cádiz.

 

La infancia y adolescencia son las etapas de vida donde más se adquieren patrones neuronales o esquemas cognitivos como denominamos los psicólogos. Todo lo que vemos, oímos, sentimos y vivimos se adhiere a nuestra personalidad, por lo que es fundamental que entren en juego patrones básicos como la buena educación, en todos los sentidos, y el apego. Como psicólogo veo en consulta grandes problemas en niños, jóvenes o incluso adultos, debidos a un trauma infantil que ocasionan conductas que muchas veces resultan incluso repulsivas. Y por muy raras que parezcan, o por mucho rechazo que generen, pueden tener solución. Como ejemplo voy a exponer un caso clínico un tanto impactante, el de Beth Thomas, denominada la niña psicópata.

Beth era una niña que perdió a su madre cuando solo tenía un año de edad. Ella y su hermano quedaron bajo tutela de su padre biológico, quien abusó sexualmente de ambos. Por suerte, los abusos fueron detectados y los niños fueron acogidos por una asistente social seis meses después. Posteriormente ambos fueron adoptados por una pareja cristiana, con mucha ilusión y cariño por dar. Y todo parecía ir bien hasta que Beth empezó a manifestar pesadillas muy extrañas, para posteriormente comenzar su conducta a ser violenta hacia su hermano, sus padres e incluso a animales (a los cuales llegó a matar). Además de ira, también encontraron que Beth manifestaba conductas sexuales inadecuadas: la niña se masturbaba públicamente y de manera excesiva.

Todo ello les hizo acudir a un psicólogo clínico especialista en tratamiento de niños víctimas de abusos sexuales, Dr. Ken Magid, quien durante el diagnóstico y terapia de la pequeña, decide grabar un vídeo espeluznante que ha recorrido el mundo: una entrevista a Beth, donde los diálogos son impactantes. Aquí una pequeña transcripción del inicio de la entrevista:

“-Dr. Ken: ¿Las personas te temen Beth?

-Beth: Sí.

-Dr. Ken: ¿Tus padres tienen miedo de ti?

-Beth: Sí.

-Dr. Ken: ¿Qué harías con ellos?

-Beth: Apuñalarlos.

-Dr. Ken: ¿Qué harías con tu hermano?

-Beth: Matarlo.

-Dr. Ken: ¿En quién te gustaría meter alfileres?

-Beth: En mamá y papá.

-Dr. Ken: ¿Qué te gustaría que sucediera con ellos?

-Beth: Que murieran.”

La paciente admitió en la filmación haber maltratado a su hermano desde siempre, dándole cabezazos contra el suelo, clavándole alfileres en todo el cuerpo y en sus partes íntimas, estirando y pateando sus genitales… Incluso llegó a explicar que una vez lo intentó matar, pero paró debido a que sus padres la descubrieron. También admitió que había pensado seriamente en matar a sus padres en varias ocasiones y que maltrataba a sus mascotas habitualmente. No contenta solo con eso, llegó a matar a varios animales. Ante todo ello Beth reconoció no sentir ningún tipo de remordimiento ni culpa, su tono de voz ante todas las declaraciones era frío y calmado, como si estuviese explicando cualquier anécdota trivial. Preguntada sobre el motivo por el cual actuaba de esta forma, respondía que quería hacer sentir todo lo que ella sintió en el pasado durante los abusos de su padre. Asimismo, ante todas las preguntas del doctor referidas a si ella era consciente de que estos actos producirían sufrimiento en la otra persona, admitió con serenidad que sí, que era eso, precisamente, lo que ella desea.

Por aquel entonces, años 80, Beth fue diagnosticada de un grave trastorno del apego, equiparable a la sociopatía o a la psicopatía, caracterizado por el desarrollo de la incapacidad de establecer relaciones sanas y adecuadas, debido en este caso a la historia de abuso sexual y maltrato por parte de su padre. El motivo por el cual Beth no fue diagnosticada como psicópata en ese momento es porque en esa época aún no se conocía el trastorno disocial de la personalidad.

Y tubo un tratamiento muy estricto y ordenado, diseñado para niños con su mismo problema, a los cuales les es muy complicado respetar reglas y hábitos. Muchas restricciones que con el paso del tiempo, fueron menos estrictas e hicieron que Beth fuese mejorando progresivamente. De hecho pudo recuperarse totalmente y hoy en día es una persona con una vida normalizada trabajando incluso como enfermera. Adquirió una gran capacidad para empatizar y para ser consciente de las consecuencias de sus actos. Obviamente, su aparente maldad tenía génesis en el maltrato continuado del que fue víctima siendo un bebé, y esto nos hace llegar a varias conclusiones: la importancia de la buena crianza, y del tan necesario apego y afectividad.

Os dejo un enlace del documental del caso de Beth entero, llevado a cabo por la cadena HBO en 1992.

https://www.youtube.com/watch?v=oksKt21-jaY

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