Juan Sánchez Lebrero. Psicólogo en San Fernando, Cádiz.

Una vez superado el empacho de nochebuena y el cotillón de nochevieja, comienza otro año cargado como siempre de buenos propósitos. Pretendemos perder peso, dejar de fumar, ir al gimnasio, retomar los estudios…pero la cosa suele acabar como el día de la marmota, repitiendo todos los años los mismos deseos porque no somos capaces de cumplirlos. Aunque lo peor es que ésto puede derivar en frustración crónica y falta de autoestima dependiendo de nuestra personalidad.

Y es que como psicólogo veo en consulta a pacientes que vienen cansados de intentar cambiar sus vidas sin conseguirlo, desmotivados y con un nivel tan alto de frustración que acaba pasándoles factura en las relaciones con su entorno y en la consideración que tienen de ellos mismos.

Conseguir las metas que nos proponemos es algo básico para la psicología cognitiva, una necesidad que debe cumplirse en la mayor proporción posible para salvaguardar nuestro bienestar emocional. Y si hablamos de buenos propósitos, hay que ser coherentes con lo que le pedimos al año próximo, sobretodo saber a qué atenernos para conseguirlo. Aquí os dejo unos consejos para que os resulte un poco más fácil salir de este círculo vicioso y así reforzar vuestra autoestima.

– Empieza con metas cortas. Si nos proponemos metas a largo plazo o que requieran muchos pasos para comenzar, estaremos empezando la casa por el tejado. Si esa meta complicada o distanciada en el tiempo la acortamos en pequeños plazos, en pequeñas metas, conseguiremos llegar paso a paso y con mucho menos esfuerzo a la meta final. Para ello se necesita paciencia, y creerme, aunque a veces parezca que no está nacemos con ella.

– Encuentra tu fuerza de voluntad. Para encontrarla debemos marcarnos objetivos que nos resulten muy agradables y satisfactorios, y una vez encontrada podemos mejorarla poniéndola a prueba con metas un poco más complicadas. Al igual que la paciencia está ahí, esperando a que des con ella.

– Refuerza los pequeños logros. Es fundamental premiar lo conseguido, así como no hacerlo cuando no se llega al objetivo. Incluso las pequeñas metas como por ejemplo conseguir durante toda una semana seguir la dieta, deben ser recompensadas con algo realmente satisfactorio, como saltársela el domingo a mediodía siguiendo con nuestro ejemplo. Si no hay reforzamiento, poca motivación objetiva encontraremos para seguir avanzando.

– Permítete un margen de error. Hasta la máquina más perfecta acaba fallando, y nosotros no íbamos a ser menos. Es condición humana equivocarse, de hecho el ensayo y error es la técnica que más utilizamos cuando somos críos para aprender. Permitirnos pequeñas licencias, y estar concienciados a que pueden existir errores de cálculo nos facilitará mucho las cosas y evitará que nos frustremos rápidamente.

– Hay que ser realista con la lista de propósitos. Si por ejemplo nos proponemos como objetivo correr una maratón a final de año y no hemos practicado deporte desde hace mucho, probablemente abandonaremos la idea cuando veamos que nos cuesta demasiado hacer kilómetros. Será mejor poner una meta final más acorde a nuestra condición como una media maratón, e ir preparándonos con carreras más cortas durante el año. En su momento habrá tiempo para la maratón completa.

Es fácil culpar de nuestros fracasos a causas externas, pero más fácil aún es conseguir un año mágico con propósitos cumplidos. Sólo hay que ponerle empeño y seguir una orientación. Como siempre, casi todo depende de ti.

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