Juan Sánchez Lebrero. Psicólogo en San Fernando, Cádiz.

El sueño es una parte fundamental de nuestras vidas, de hecho nos pasamos prácticamente una tercera parte de ella durmiendo. Se compone de cinco fases y todas son importantes, se ciclan entre 6 y 8 veces cada vez que descansamos por la noche y de ella depende en gran parte nuestra energía. Cada persona mantiene un ritmo distinto según su fisiología, pero las horas en las que estamos más activos o inactivos también nos determinan, y es preciso conocernos bien para saber rendir mejor.

De hecho me encuentro como psicólogo en mi consulta en San Fernando, Cádiz, a muchas personas con dificultad para despertar por la mañana, y en la tarde o noche se sienten lúcidas y pensando mejor que el resto que madrugó. Y esto quizá no se deba a pereza o malos hábitos (tal y como siempre nos han dicho), sino a que el cerebro segrega melatonina a un ritmo diferente al del resto de personas que no son así. Y esta es la explicación.

Con respecto al sueño, los seres humanos podemos dividirnos entre gente matutina y gente vespertina. Las personas matutinas suelen levantarse por la mañana y en prácticamente 5 minutos sentirse despiertos. A medida que transcurre el día, su rendimiento va decreciendo hasta que ya están tan cansados por la noche que sienten sueño sin remedio. Sin embargo las personas vespertinas tardan mucho más en despertar completamente (en ocasiones, hasta más de 1 hora desde que abren los ojos hasta que se sienten preparados para afrontar el día). Sin embargo, sus capacidades cognitivas aumentan a medida que pasa el día, sintiéndose lúcidos y ágiles mentalmente hasta unos minutos antes de ir a dormir, con una buena capacidad de atención y memoria. La cuestión es si estas diferencias son debidas a hábitos y a educación solamente, o existe un factor genético determinante. Y sí lo hay: cómo segregamos la melatonina marca la diferencia entre ser vespertino o matutino.

La melatonina es una sustancia que se segrega durante el sueño y que induce los estados profundos de sueño y descanso. En 1997, el investigador Joseph Takahashi descubrió el gen «clock», encargado de codificar una proteína que regula los ritmos circadianos del sueño y también la forma en la que la melatonina es segregada. A través de estas investigaciones, se descubrió que la distinta forma que tiene la proteína de actuar en unos organismos y otros, hace que algunas personas segreguen melatonina especialmente en las primeras horas del sueño (con lo cual, descansan antes, se despiertan antes, y también se terminan por cansar y dormir antes) y otras segregan la sustancia en las últimas horas del sueño (de tal forma que se despiertan de forma somnolienta, tardan en despertar, y su rendimiento mejora a lo largo del día hasta nuevamente dormir casi cuando aún están lúcidos). Por tanto las personas vespertinas no son contrarias a madrugar, simplemente aprovechan su mayor estado de lucidez de tal forma que retrasan el sueño. Realmente, ambos tipos de personas acostumbran a dormir la misma cantidad de horas, solo que gestionan sus energías de forma diferente.

Pero claro, la sociedad está pensada en gran parte para los que se levantan pronto. Por ejemplo las escuelas están diseñadas para los niños matutinos, de tal forma que hay niños que pasan las dos primeras horas de clase  medio dormidos. Y profesionalmente también ocurre: se estructura el día para trabajar por la mañana y descansar en la tarde, sin tener en cuenta que las personas vespertinas son más eficaces y eficientes si descansan por la mañana y tienen actividad en la tarde o noche.

Todo ello no debe reñir con los ciclos circardianos, la activación de la luz solar y las condiciones innatas del ser humano. Esto no es una excusa para vagos, porque la vagueza existe y no tiene que ver con lo que se expone, sino con la motivación y la fuerza de voluntad. Simplemente se trata de rendir mejor y sobretodo de que nos conozcamos mejor: si eres una persona matutina, quizá ahora entiendas un poco mejor al vespertino, y si eres vespertino ya tienes una explicación a tu forma de proceder.

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